Estamos ya en la recta final del primer mes del año. Unas semanas ya han pasado desde el día en que pusimos en marcha nuestros propósitos para 2013 y nos planteamos hacer un cambio a mejor en nuestras vidas. En entradas anteriores del Blog del Triptófano ya os hemos hablado de cómo combatir el síndrome postvacacional en el trabajo y os hemos dado ideas para ser más felices en este nuevo año. Pero, ¿por qué aún así seguimos sintiéndonos mal en los meses de invierno? Nosotros os explicamos tres motivos que, evidentemente, vienen acompañados de tres soluciones:
1- Demasiados objetivos por cumplir. Está muy bien tener algo por lo que luchar y proponernos cambios positivos que mejoren nuestro día a día, pero hay que ser realistas y formularnos un plan adaptado a nuestras posibilidades. Sólo así evitaremos la frustración por no conseguir aquello que pretendimos en un principio. La Asociación de Psicología Americana nos propone de manera muy acertada cinco “tips” para llevarlo de la mejor manera posible: empezar poco a poco, cambiar los comportamientos uno a uno, compartir las experiencias con familiares y amigos, no castigarnos en caso de cometer un error y buscar apoyo y ayuda entre las personas que nos rodean.
2- El mal tiempo y el frío. Aunque en estos últimos años los inviernos no han sido muy duros, las bajas temperaturas hacen que tendamos a comportamientos similares a los de los animales que hibernan. Nos encerramos en casa, estamos más somnolientos y tenemos más ganas de comer carbohidratos: todo esto va mermando progresivamente nuestro ánimo. Y como ninguno de nosotros quiere parecerse a un oso –y todos disponemos de una chaqueta bien gruesa- el frío no será una excusa para salir a la calle, hacer deporte y airearse con un poco de fresco.
3- La falta de luz. No nos podemos imaginar cómo de importante puede llegar a ser la luz para nuestro cuerpo. Una adecuada exposición a la luz del sol mejora la calidad de nuestras emociones, refuerza el sistema inmunológico, aumenta la resistencia física y regula el insomnio. Está demostrado que la luz solar ayuda a la producción de serotonina, la llamada hormona de la felicidad. Ya a mediados de los años 80, el Dr. Norman E. Rosenthal realizó diversos estudios sobre la influencia de la luz en nuestro ámbito emocional, y concluyó que la fuerza del sol puede convertirse en nuestro mejor aliado para combatir lo que él mismo denominó tristeza invernal. Así que debemos aprovecharnos del lugar donde vivimos, ya que tenemos la gran suerte de tener este astro tan beneficioso para nosotros casi todos los días. Que no nos dé pereza salir a pasear para impregnarnos de luz que nos ayude a ser un poco más felices.
A parte de estos consejos que os acabamos de ofrecer, existen muchas otros pequeños instrumentos para ganarle el pulso al desánimo que nos invade en enero. Como sabéis, una de ellas puede ser el Triptófano, que necesita nuestro cuerpo para muchos procesos biológicos en nuestro cuerpo y que nos aporta la vitalidad y la fuerza que hemos ido perdiendo en estos días de invierno.
Y si todo esto no nos parece suficiente… ¡siempre podemos pensar que cada vez queda menos para la primavera!
Foto | Ma®tiniLux en Flickr