En todo el tiempo que llevamos escribiendo aquí, en el Blog del Triptófano, ya hemos hablado mucho del estrés, cómo diagnosticarlo, como gestionarlo y cómo prevenir. También hemos comentado el poder de nuestros pensamientos para nuestra felicidad y cómo podemos evitar que un mal presentimiento se convierta en una profecía autocumplidora. El tema de esta entrada está relacionado con ello y hoy os queremos ayudar a averiguar si sois una persona vulnerable al estrés. Es más fácil de lo que crees, ¿nos lo miramos?
Como hemos explicado en anteriores entradas, nuestra forma de pensar determina en parte si somos una persona que tiende a ser optimista o pesimista – siendo el pensamiento positivo el favorable, por supuesto. Igual que sobre nuestra confianza, nuestra manera de pensar también tiene un efecto sobre si una determinada situación se convierte más fácilmente en “estrés” para nosotros o no. Entendemos por vulnerabilidad al estrés las distintas características personales que hacen que una persona sea más propensa a presentar estrés cuando tiene una alta vulnerabilidad o, por el contrario, resistente a ceder ante él, cuando es poco vulnerable:
- Por un lado, nos referimos a aquellas características tanto biológicas (sustancias bioquímicas en el cerebro -que en parte dependen de la ingesta de alimentos que contienen triptófano– , carga genética, estado de salud, hábitos de alimentación y sueño…)
- Por el otro lado, se trata de rasgos psicológicos (estilo de pensamiento, actitud nte la vida, habilidades para manejar el estrés…) que predisponen a presentar estrés o, por el contrario, protegen contra él
Para el libro “Triptófano, el secreto para volver a ser tú”, la psicóloga Marisa Bosqued ha desarrollado un cuestionario que nos ayuda a averiguar si somos una persona vulnerable al estrés o no. A la vez, Bosqued aclara que “No se trata de contemplar la vulnerabilidad al estrés con actitud fatalista, como algo determinante ante lo que nada puede hacerse. Al contrario, es interesante reconocer la propia vulnerabilidad para, desde ese conocimiento, intentar hacer todo lo posible para contrarrestarla, para hacerse menos vulnerable, más resistente al estrés.”
Para saber si eres una persona vulnerable al estrés, contesta a las siguientes preguntas con “Si” o “No” de acuerdo con lo que más se aproxima a tu forma de reaccionar. Sé sincero contigo y no sigas leyendo en esta entrada antes de contestar a las preguntas:
1.- Después de un fracaso, me recupero fácilmente
2.- Mi estado de ánimo varía con facilidad
3.- Me río con facilidad
4.- Cuando tengo un problema, no puedo parar de pensar en él
5.- Mi dieta incluye alimentos ricos en triptófano (leche y productos lácteos, huevos, cereales integrales, plátanos, pescados azules, legumbres…)
6.- Recupero totalmente mis fuerzas con el descanso
7.- Tengo dificultades para controlar mis emociones negativas (rabia, cólera, enojo)
8.- Tengo facilidad para contarle a otras personas lo que me preocupa
9.- Cuando tengo un desengaño, no puede librarme de él
10.- Cuando estoy tenso, se cómo conseguir relajarme
11.- Soy pesimista, tiendo a ver la botella medio vacía
12.- Me adapto con facilidad a los cambios
13.- Tengo dificultad para decir “no” a las demandas de los demás
14.- Sitúo las necesidades de los demás por encima de las mías
15.- Mi entorno es satisfactorio desde el punto de vista afectivo
16.- Dispongo de algo de tiempo para mí misma
17.- En mi familia casi todos son bastante nerviosos
18.- Tengo dificultad para hacer amistades
19.- Me considero una persona nerviosa
20.- Mi estado de salud es bueno en general
21.- Soy meticulosa y perfeccionista en lo que hago
22.- Hago las cosas apresuradamente aun cuando no hay razón para ello
23.- Soy confiado, pienso que las personas son buenas mientras no me demuestran lo contrario
24.- Me siento intranquilo cuando estoy inactivo
25.- Soy una persona no demasiado exigente conmigo mismo ni con los demás
26.- Cuando me enfrento a una situación difícil, suelo pensar que va a salir bien
27.- Suelo tener poca paciencia
28.- Duermo sin dificultad casi todas las noches
29.- Tiendo a sentirme culpable de muchas cosas negativas que ocurren a mi alrededor
30.- Doy y recibo de los demás en proporciones parecidas
Ahora bien, miremos los resultados en tres pasos:
- Puntúa por un lado las siguientes respuestas afirmativas: 1, 3, 5, 6, 8, 10, 12, 15, 16, 20, 23, 25, 26, 28, 30
- Por otro, las que hayas contestado con “no”: 2, 4, 7, 9, 11, 13, 14, 17, 18, 19, 21, 22, 24, 27, 29
- Suma ahora todos los puntos obtenidos.
Si tu puntuación es superior a 15 puntos, estás de enhorabuena. No sólo eres poco vulnerable al estrés, sino que posees lo que los psicólogos llamamos “personalidad resistente”, es decir, en cierto modo estás “vacunado” contra el estrés y es difícil que lo presentes aun cuando la realidad te resulte adversa.
Con una puntuación inferior: decididamente, te conviene aprender habilidades para manejar el estrés y contrarrestar así tu tendencia a tensionarte. Los consejos que proporcionamos a lo largo de los siguientes capítulos te serán de gran ayuda.
Para terminar, os queremos animar a todos los que hayáis tenido un resultado mejorable a empezar paso a paso a trabajar sobre vuestra vulnerabilidad al estrés. Como hemos mencionado antes, ésta se determina por dos aspectos: biológicos y psicológicos. Mientras cambiar nuestras pautas de comportamientos a veces puede ser más difícil y requerir más tiempo, una posible ayuda también podría ser la toma de complementos que nos ayudan a pensar de manera positiva, como es el triptófano. Y como con muchas cosas en la vida: ¡Lo importante es empezar!
Foto | tim caynes en Flickr