Como hemos mencionado anteriormente en este Blog, nuestro cuerpo necesita el triptófano para llevar a término una variedad de sus funciones vitales. Asimismo, el triptófano juega un papel esencial en la regulación de nuestro estado de ánimo, siendo un precursor de la serotonina – la llamada hormona de la felicidad. Hoy queremos explicar por qué es importante mantener siempre los niveles adecuados del triptófano y qué consecuencias puede tener un aporte insuficiente.
El triptófano es uno de los 20 aminoácidos llamados “esenciales”. Que sea “esencial” significa que nuestro cuerpo no lo puede producir por sí mismo y lo tenemos que administrar a través de nuestra alimentación. Siendo el Triptófano un elemento vital para la formación de todas las proteínas en nuestro cuerpo, interviene en otros procesos biológicos como, por ejemplo, la aceleración de reacciones químicas. Es importante que nuestro cuerpo siempre disponga de una cantidad suficiente de Triptófano a diario. En concreto, las Dietary Reference Intakes del Institute of Medicine (The National Academic Press, Washington, 2006) cifran las necesidades corporales medias diarias de triptófano en aproximadamente 4 miligramos por kilo de peso y día. En este sentido, a un hombre adulto de 70 kilos se le recomienda ingerir diariamente, al menos, 350 miligramos de triptófano.
Ahora bien: todos sabemos que el estrés de nuestro día a día a veces nos lo pone bastante difícil para asegurar siempre una alimentación equilibrada que nos aporte los niveles necesarios de triptófano. Pero si se produce una deficiencia de triptófano en la dieta, al ser un aminoácido esencial y no poder formarse a partir de otros aminoácidos, se producen diferentes efectos perjudiciales para nosotros:
- Por un lado, disminuye su nivel en la sangre, hecho que limita la síntesis de proteínas con una pérdida de masa magra, la metabólicamente más activa del organismo (por ejemplo de músculo).
- Además, con una ingesta deficitaria de triptófano, se reducen los niveles de sus metabolitos psicoactivos: la serotonina, la melatonina, quinureninas y la niacina.
Es particularmente este último efecto el que puede tener una repercusión negativa sobre nuestro equilibrio mental. Y es que la serotonina que se sintetiza gracias a su precursor triptófano está directamente implicada en el control de nuestro estado de ánimo, por lo que los valores plasmáticos reducidos de triptófano se relacionan con alteraciones del ánimo y hasta síntomas de depresión. En consecuencia, una falta prolongada de triptófano en nuestro sistema nervioso central puede contribuir a que se produzcan efectos muy desagradables como:
- provocar o reforzar síntomas de estrés
- causar una sensación de decaimiento o agotamiento mental
- crear situaciones de ansiedad o nerviosismo
- generar una falta de concentración y estudio
Son justamente estos efectos los que destacan la importancia de mantener siempre los niveles óptimos del triptófano en nuestro cuerpo, lo cual se consigue generalmente a través de una dieta equilibrada. No obstante, hay ocasiones, ya sea por una dieta poco equilibrada o bien por factores externos (como, por ejemplo, momentos determinados de mayor estrés o esfuerzo mental o físico) que hacen necesario un aporte extra de triptófano. Para ello, os recomendamos que preguntéis en vuestra farmacia por complementos alimenticios con triptófano y lo ideal es que éstos lo combinen con otros nutrientes como la vitamina B6 y el Magnesio que ayudan a que el triptófano sea más efectivo en nuestro organismo. Si queréis saber más sobre este aspecto, también te invitamos a echar un vistazo a esta entrada aquí, en el Blog del Triptófano.