Muchas veces vemos a nuestro vecino saliendo a correr por la mañana muy temprano, o a grupos de gente muy concentrada en avanzar en la cinta del gimnasio, y pensamos que todo eso no va con nosotros. Creemos que no nos hace falta madrugar tanto, ni sudar exageradamente. Seguramente tenemos razón, pero hay muchas otras maneras de mantenerse en forma para que nuestro cuerpo –y nuestra mente- salgan beneficiados; te explicaremos cómo.
La actividad física es crucial para nuestra salud y bienestar. Expertos de la Mental Health Foundation, en el Reino Unido, afirman que el ejercicio libera sustancias químicas en nuestro cerebro que nos hacen sentir bien. Además, practicado de manera regular ayuda incluso a incrementar nuestro nivel de autoestima, que puede verse afectado en momentos de más sedentarismo como por ejemplo si estamos en situación de desempleo.
Cuidar nuestro movimiento, no necesariamente corriendo o ejercitando en el gimnasio, es tan importante como cuidar nuestra alimentación. Movernos nos ayuda a concentrarnos mejor, por lo que puede ser bueno caminar en esos ratos libres del trabajo para volver a la oficina con mucha más energía y rendir mejor. Y si rendimos adecuadamente nos sentimos mejor con nosotros mismos por haber realizado correctamente nuestro trabajo.
Otra ventaja de realizar ejercicio con regularidad es la oportunidad de conocer gente nueva. Ya os hemos hablado en otras ocasiones de cómo la amistad y las relaciones sociales nos hacen sentir bien, nos liberan del estrés y nos acercan a la felicidad; compartir la afición por un mismo tipo de ejercicio o deporte puede ser el inicio de una buena amistad con esas personas que, como nosotros, tratan de hacer su vida cotidiana mucho más agradable.
Practicar deporte o ejercitar nuestro cuerpo no siempre es sinónimo de gastar dinero. Si tener que desembolsar pequeños gastos extra nos es imposible, no debemos preocuparnos por nada. Cada vez hay más grupos de personas que se reúnen para hacer ejercicio juntos y a su vez pasar un buen rato. Puede ser una gran idea preguntar a nuestros vecinos o en el centro de actividades del barrio; seguro que encontramos a alguien que se anime y se una a nuestro objetivo. Y hablando de objetivos… Recordaros como siempre la importancia de fijarse pequeños propósitos a corto plazo, para que podamos notar los resultados mucho más rápido. Además, tener la costumbre de establecer metas regularmente es otra forma de mantener nuestra mente activa y en forma. Tan sólo necesitamos 30 minutos cada día para conseguirlo; y aún es más fácil, porque pueden repartirse durante toda la jornada: dos periodos de quince minutos, tres periodos de diez, etcétera.
No hay mejor manera de evadirse de nuestro ajetreado día a día que mover nuestro cuerpo al ritmo que nos pida. No forcemos la máquina, tan sólo démosle lo que necesita. En el libro Triptófano, el secreto para volver a ser tú, que se publicará esta primavera, la psicóloga Marisa Bosqued nos cuenta que el hecho de mantenernos activos tiene efectos similares a los del triptófano, ya que ayuda a que nuestro organismo produzca más serotonina y endorfinas.
Así que pongámonos calzado cómodo y empecemos a caminar. ¡Tardaremos muy poco en notar sus efectos!
Foto | whologwhy en Flickr