Ya hemos hablado muchas veces en nuestro blog cómo una actitud positiva puede ser la clave para solucionar muchos de las problemas y incluso, puede ser la llave de la felicidad.
Sin embargo, ser positivo no siempre es fácil. A nuestro alrededor, en nuestra propia vida, ocurren muchas cosas que pueden alterar nuestro estado de ánimo e incluso a veces aparecerán obstáculos en el camino que no sabemos bien cómo superar y que pueden provocarnos frustración, nervios e incluso depresiones. La vida está en constante movimiento y cambio (por eso es vida!) y debemos ser conscientes que habrá momentos felices y otros que francamente, no lo serán, y que poco habrá que podamos hacer para cambiarlos. Pero sí podemos cambiar en la forma en que afrontamos esos problemas y los momentos infelices de la vida para que dejen una huella menos honda: aprendiendo a ser positivo y a relativizar los problemas no es fácil, pero tiene grandes recompensas. Hoy queremos aportar nuestro granito de arena para que consigáis ser más positivos pasito a pasito.
El pequeño paso de hoy consiste en desterrar de vuestro vocabulario los términos absolutos. Nos referimos a esos rotundos “nunca” “siempre” todo” “nada” “nunca” “ninguno” “jamás” “seguro” “imposible”. . .Estos términos, que tanto utilizamos en nuestro día a día, son propios del pensamiento negativo y son tan absolutos que no admiten réplica y cierran la puerta al cambio, la evolución y la adaptación, muchas veces claves para resolver nuestros problemas. Si te fijas el pensamiento positivo es flexible está abierto a otras posibilidades e interpretaciones.
Por ejemplo:
Has ido a cenar con la familia de tu nueva pareja y estás un poco nervioso porque habéis hablado poco:
Pensamiento negativo: Seguro que les caigo fatal y no me vuelven a invitar nunca
Pensamiento positivo: Quizás no les he caído bien, pero ya nos conoceremos mejor.
Entre uno y otro pensamientos ¿cuál crees que te ayudaría a solucionar el problema o a sentirte mejor? ¿Cuál crees que sería mejor para tu autoestima? La diferencia es notable, ¿verdad?
Por eso, hoy te proponemos que evites utilizar (y pensar) en términos absolutistas. Porque además, la realidad y la vida, tampoco lo es.