Ya tenemos aquí la Semana Santa. Muchos de vosotros ya debéis de estar disfrutando de unos días de relax, otros estaréis a punto de hacerlo. ¿Qué mejor momento que éste para llevar a cabo lo que realmente nos gusta?
Viajar puede ser una buena opción para pasar las vacaciones, y en muchas ocasiones la más frecuente. Con las distancias cada vez menos largas, hacer una escapada de pocos días se ha convertido en práctica habitual de muchas personas, aprovechando todos los festivos para conocer nuevas ciudades o profundizar en las ya conocidas. De todos modos, es importante no convertir el viaje y su planificación en un motivo de estrés innecesario, y más aún cuando se trata de un periodo corto como en el que nos encontramos. Olvidándonos, además, de pensar en el trabajo. Según un estudio realizado por una agencia de viajes el pasado verano, más de la mitad de los españoles sigue pensando en el trabajo durante sus vacaciones, hecho que no ayuda en absoluto a que nuestra mente se relaje y desconecte.
Os hemos explicado en entradas anteriores del Blog lo importante que es el apoyo de los nuestros. Las vacaciones pueden ser la ocasión ideal para disfrutar de la familia y dedicarles ese tiempo que es muy escaso en épocas de trabajo intenso, así como de los amigos: una cena con aquellos a los que no vemos desde hace tiempo o simplemente una larga y agradable conversación telefónica pueden hacernos sentir muchísimo mejor. Y es que las relaciones interpersonales tienen un efecto inmediato en nuestro bienestar: estar con las personas que más queremos es la fuente de nuestra felicidad.
Viajar, estar con los amigos, salir… Pero en vacaciones es tiempo también de dedicarnos a nosotros mismos, a cuidarnos, a pensar en lo que más nos conviene. Algo tan sencillo como descansar, o hacer aquello que nos gusta. Leer un libro, ir al cine o salir a pasear sin rumbo fijo; nuestros hobbies serán el mejor aliado en los ratos libres, que nos permitirán volver a la rutina con las pilas más cargadas que nunca.
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