Cómo nos ayuda la luz a sentirnos mejor

Hace dos semanas os hablamos del denominado Blue Monday, el día más triste del año según una estadística. Los resultados demostraron que, entre muchas otras razones, una de las causas era el hecho de que en invierno los días son mucho más cortos. No en cuestión de tiempo, evidentemente, pero sí en horas de luz. ¿Por qué su carencia puede influir tanto en nosotros?

No nos podemos imaginar cómo de importante puede llegar a ser la luz para nuestro cuerpo. Una adecuada exposición a la luz del sol mejora la calidad de nuestras emociones, ya que está demostrado que la luz solar ayuda a reforzar el sistema inmunológico, a aumentar la resistencia física y a regular el insomnio. También colabora en la producción de serotonina, la llamada hormona de la felicidad, que nos levanta el ánimo y libera nuestro cuerpo de la sensación de estrés, tal y como os explicamos hace unos meses en una entrada del Blog sobre cómo el sol nos ayuda a alterar nuestro ánimo.

Ya a mediados de los años 80, el Dr. Norman E. Rosenthal realizó diversos estudios sobre la influencia de la luz en nuestro ámbito emocional, y concluyó que la fuerza del sol puede convertirse en nuestro mejor aliado para combatir  lo que él mismo denominó tristeza invernal.

Más allá del estado de ánimo, la falta de luz natural puede tener consecuencias directas sobre nuestra capacidad de atención y concentración. Debido a nuestro sistema de trabajo, basado fundamentalmente en las oficinas, nos es exigido pasar muchas horas en espacios cerrados, carentes de iluminación natural. No creamos que cualquier luz artificial nos sirve para rendir bien en nuestro trabajo; normalmente estamos acostumbrados a una iluminación inadecuada e insuficiente. Las lámparas incandescentes tradicionales que solemos utilizar en el trabajo y en nuestro hogar emanan una luz demasiado cálida que puede ralentizar el ritmo de nuestras tareas y provocar una extraña sensación de somnolencia. La iluminación fluorescente, por su parte, puede provocar migrañas y sensación de nerviosismo debido a su ligero parpadeo, casi invisible a los ojos.

No se trata, pues, de rechazar cualquier tipo de luz artificial, sino de tener en cuenta la importancia de saber combinar correctamente distintos tipos de  iluminación. Y, sobretodo, ser conscientes de que la falta de luz del sol puede tener efectos muy nocivos para nosotros. Así que debemos aprovecharnos del lugar donde vivimos, ya que tenemos la gran suerte de tener este astro tan beneficioso para nosotros casi todos los días. ¡Que no nos dé pereza salir a pasear para impregnarnos de esa luz que nos ayude a ser un poco más felices!

Foto | Anna Strumillo