Ejercicios de relajación

Hace unas semanas publicamos una entrada donde os hablamos sobre las técnicas de relajación rápida. En este post de hoy, os explicamos la importancia que tiene ponerlos en escena y buscar el ambiente adecuado para  cada ejercicio. Para poner en marcha esta serie de ejercicios os proponemos un plan de tres semanas.

Primera semana

Practica todos los días tres de los ejercicios que te proponemos aquí. Para empezar elige los ejercicios con los que pienses que te sentirás más cómodo y  no tienes por qué seguir el orden.  Dedica a estos ejercicios un tiempo diario de aproximadamente quince minutos. A medida que los vayas haciendo y repitiendo durante estos primeros días serás capaz de memorizar su ejecución.

Segunda semana

Para esta segunda semana, escoge diariamente otros tres ejercicios distintos a la primera semana. Añade cada día la práctica de uno de los ejercicios aprendidos durante la semana anterior alternándolos, de manera que se mantengan frescos en tu memoria. Durante esta semana el periodo de tiempo a invertir será mayor, de unos veinte minutos. Al final de la semana ya tendrás en tu repertorio un total de seis de los ejercicios.

Tercera semana

Durante la tercera semana pon en práctica todos los días los cuatro ejercicios que faltan para completar el programa. Suma a eso la realización cada día de dos de los seis ejercicios ya aprendidos de manera alternativa. El tiempo a dedicar habrá de ser de aproximadamente unos treinta minutos, de manera que continúes disponiendo de unos cinco minutos por cada ejercicio respiratorio.

Al cabo de este periodo de tres semanas, ya has aprendido todos los ejercicios descritos. Además habrás comprobado también con cuáles te sientes más cómodo y se adaptan mejor a ti a la hora de controlar el estrés.  A partir de este periodo, selecciona los tres o cuatro que más se ajusten a este requisito y continúa con ellos. Pero, ten en cuenta que no se trata únicamente de dedicar diariamente unos 15 o 20 minutos a la práctica de la respiración profunda y olvidarla el resto del tiempo. El objetivo a lograr es que esta sea tu forma habitual de respirar y que llegue a constituir un hábito, puesto que su práctica es especialmente importante en los momentos en que te encuentres tenso. Así, en cualquier situación, ya sea en el trabajo, en un bar charlando con los amigos o caminando por la calle, serás capaz de realizar la tan beneficiosa respiración profunda y en consecuencia podrás manejar la situación y evitarás el estrés.

Foto: Blank Array en Flickr