El poder de nuestros pensamientos para estar feliz

Aunque no seamos conscientes de ello, valoramos y opinamos constantemente sobre lo que está pasando a nuestro alrededor. Y es que, las valoraciones subjetivas que surgen constantemente en nuestra mente influyen de manera considerable en nuestro optimismo de manera que la capacidad de controlar estos pensamientos nos puede ayudar a ser más feliz. La regla de oro es: así pienso, así me siento.

Si quisiéramos resumir el impacto emocional de nuestra manera de pensar, podríamos recurrir a lo que ya escribió William Shakespeare en su clásico Hamlet:

No hay nada bueno ni malo, pero el pensamiento hace que lo sea.

La verdad que se refleja en las palabras del poeta es que, aunque sin quererlo, hacemos constantemente valoraciones subjetivas de todo lo que sucede“Está pensando que soy un aburrido”“Soy tonta por no haberle contestado a lo que me ha dicho”“La verdad es que no estoy seguro de si puedo cumplir con las expectativas a este nuevo proyecto del trabajo” – Entender que pensamientos como estos afectan en cómo nos sentimos y cuál es nuestro estado de ánimo es la clave para aprender a ser positivo.

Los ejemplos anteriores ya dan a entender que, quien piense de forma negativa, tiene más probabilidad de experimentar frustracióntristeza o imponencia que satisfacción o alegría. En muchos casos, las malas expectativas de una persona se convierten en una profecía autocumplidora que se debe, en gran medida, al pesimismo con el que la persona lo aborda. Ocurre entonces que, aunque no seamos conscientes de ello, nuestro comportamiento se desarrolla de manera que facilita que se cumplan nuestros malos presagios (lo que es la llamada “profecía autocumplidora”). Cuando finalmente es así, nos decimos a nosotros mismos “ya lo sabía yo, esto tenía que salir mal” y se ratifica en nuestra actitud negativa, que queda todavía más fortalecida para la siguiente ocasión.

Este fenómeno se explica por las modificaciones bioquímicas que siguen en nuestro cuerpo a partir de cualquier pensamiento. A raíz del simple hecho de tener un determinado pensamiento, se activa en nuestro organismo la secreción de unas sustancias, se inhibe la producción de otras y todo ello tiene como consecuencia importantes cambios en la forma en que nos sentimos (alegres, tristes, relajados, estresados…) y, como consecuencia, en nuestro comportamiento. Así ocurre que las malas expectativas citadas arriba pueden determinar o influir de de manera decisiva en cómo vaya a suceder éste.

En nuestro Blog, el abandono de estos pensamientos negativos será uno de nuestros temas frecuentes, igual que los detalles de los procesos bioquímicos que influyen en nuestro comportamiento, nuestra motivación y, en el fondo, nuestra felicidad. No obstante, la comprensión de que los pensamientos negativos pueden afectar al estado de ánimo es el primer paso hacia una vida más feliz.

Foto | turtlemom4bacon en Flickr